Comer los nutrientes adecuados durante tu embarazo afectará mucho a la salud de tu bebé. Ayudarán a que tu bebé crezca y se desarrolle en tu útero y le supondrán una ventaja para afrontar sus primeros meses de vida.

Lo que decidas comer ahora es decisivo para el bienestar de tu bebé durante los próximos años. Cinco raciones de verdura y fruta al día es un buen punto de inicio.

Estos son los nutrientes principales que debes incluir en tu dieta:

Vitamina D

La vitamina D se necesita para absorber el calcio y el fósforo, los cuales son esenciales para que los huesos de tu bebé crezcan sanos. La luz solar te proporciona la mayor parte de la vitamina D. No obstante, el nivel puede variar a lo largo del año. En invierno, es especialmente importante obtener vitamina D de otras fuentes como los pescados grasos y los huevos.

Folato y ácido fólico

El folato participa en la formación del tubo neural, lo que se termina convirtiendo en el cerebro, los nervios y la médula espinal de tu bebé. Ciertos alimentos como los cereales enriquecidos, las verduras de hoja verde, los cítricos, los espárragos y los guisantes son buenas fuentes de folato.

Calcio

Tanto tú como tu bebé necesitáis calcio para fortalecer los huesos y los dientes y para tener sistemas nerviosos, musculares y circulatorios eficientes. Encontrarás calcio en alimentos como la leche, el yogur, la coliflor, la col, el tofu y los huevos (asegúrate de cocerlos bien). Los quesos duros como el Cheddar o el Parmesano son también una fuente excelente de calcio: debes tratar de tomar entre 2-3 raciones de lácteos al día.

Hierro

Durante el embarazo, tu volumen sanguíneo aumenta de manera significativa. Como el hierro es un componente esencial de la sangre, necesitas duplicar la ingesta de hierro. Un buen suministro de hierro te ayudará a crear reservas de hierro para tu bebé, que le ayudarán en sus primeros meses de vida. La carne roja es una fuente excelente de hierro, pero también se encuentra en otros alimentos como las espinacas y las judías.

Omega 3

El Omega 3 es un ácido graso poliinsaturado (grasa buena) conocido también como DHA y que ha demostrado que ayuda al desarrollo visual y cognitivo de tu bebé. Una buena fuente de Omega 3 son los pescados grasos como el salmón. Con tan solo una ración de pescado graso a la semana, tendrás casi todos los ácidos grasos omega 3 de cadena larga que necesita tu bebé junto con la vitamina A y D. Tu médico puede recomendarte que tomes un suplemento especial si sigues una dieta vegetariana estricta.